miasma son ciertas cualidades y tendencias globales que adquiere el desequilibrio de la energía vital.
Se trata de una concepción original que la homeopatía ha introducido en la comprensión de las enfermedades.
La gran mayoría de los padecimientos que cada sujeto presenta a lo
largo de su vida depende de su terreno constitucional, en términos
homeopáticos de las características de su desequilibrio en la energía
vital o en otras palabras, su miasma crónico.
Este terreno
constitucional o miasmático, vinculable en buena medida a las
denominadas características genéticas individuales, puede dar lugar a
diversas enfermedades crónicas y agudas.
Los miasmas crónicos son
entonces, patrones persistentes de distorsión de la energía vital, que
habitualmente se prolongan o profundizan en el tiempo.
No
necesariamente expresan enfermedades clínicas constituídas, puede
tratarse de síntomas aislados, rasgos de carácter u otras cualidades que
imprimen al sujeto una particular tendencia general.
Se consideran tres grandes miasmas crónicos o tendencias constitucionales:
1) Hacia la excitabilidad funcional o miasma de la Psora.
2) Hacia la hipertrofia o miasma de la Sicosis.
3) Hacia la destrucción o miasma de la Sifilis.
La Psora o miasma de la excitabilidad funcional, del griego y hebreo:
mancha, prurito, expresa como característica central una
hipersensibilidad en todos los terrenos.
Las alergias cutáneo mucosas son una manifestación clásica de la Psora.
En el plano mental y emocional, la ansiedad, la angustia, los temores y
otras vivencias como la falta de confianza o la minusvalía son
manifestaciones esencialmente psóricas.
La Sicosis se expresa
como una distonía en más, pero en este caso hacia la hipertrofia, el
agrandamiento, la neoformación orgánica o tumoral, no ya como un
fenómeno funcional. Históricamente fue asociada a la enfermedad venérea
de la blenorrea, siendo el resto de sus manifestaciones, secundaria a su
desarrollo y progresión en el organismo.
Desde las verrugas, hasta los tumores u otra hipertrofia orgánica, como la obesidad, señalan la presencia de este miasma.
La ambición desmedida, una actitud prepotente o dictatorial, una crisis
maníaca son expresiones que ejemplifican el miasma Sicosis en el plano
mental.
Es oportuno aclarar que el término psicosis de la
psiquiatría, que alude a la pérdida de criterio de realidad, no tiene
que ver con el de sicosis utilizado en este caso.
No obstante una
crisis psicótica o delirante con elementos maníacos o de grandeza,
muestra a su vez, un perfil miasmático sicótico, desde el punto de vista
homeopático.
La Sífilis o miasma destructivo expresa como característica central la tendencia a la destrucción.
Históricamente se la vincula con la enfermedad venérea sífilis, siendo
el resto de sus manifestaciones, secundaria a su desarrollo miasmático.
Desde la úlcera genital de la enfermedad venérea sífilis, la emaciación
o adelgazamiento extremo, así como toda manifestación de destrucción
orgánica denota esencialmente la presencia del miasma destructivo.
De igual manera expresa en el plano mental la característica
destructiva: la violencia, la burla hacia otros, al suicidio u
homicidio, son algunos ejemplos.
El pensamiento homeopático
contemporáneo, con autores como Tomás Pablo Paschero y discípulos de su
escuela como Zalman Bronfman, Eugenio y Marcelo Candegabe, Juan
Schaffer, Luis Detinis, María Clara Bandoel, entre otros, entiende en
gran medida el desarrollo miasmático como una tendencia reactiva de cada
individuo frente a su debilidad original psórica.
La psora es según Hahnemann el gran miasma de origen, generador de la gran mayoría de las enfermedades.
La psora es comprendida como la vulnerabilidad esencial, la indefensión
particular con que cada individuo viene al mundo, su peculiar
disposición a sufrir, mental, emocional y físicamente y esto se expresa a
la vez en las características de los distintos remedios homeopáticos.
Algunos sujetos intentan compensar su fragilidad psórica original a
través de mecanismos reactivos, pero habitualmente estos resultan a la
vez un patrón distorsionado, miasmático.
Así la reactividad sicótica es hacia la hipertrofia, mental o física, mientras que la sifilítica hacia la destrucción.
Todos intentos fallidos de neutralizar la carencia psórica básica.
Un sujeto que en su psora siente un profundo vacío y falta de
confianza, puede que en su reactividad sicótica aparezca como una
persona muy ocupada y exigente, o en su faceta reactiva silfilítica como
depresiva y con intención de terminar con su vida.
Ambas son tendencias reactivas, pero distorsionadas, que mantienen en la profundidad la condición psórica inmodificada.
Si bien puede predominar una tendencia en particular, generalmente
existen aspectos de los tres miasmas en todos los individuos.
Existen pacientes con características psóricas que responden muchas
veces al mismo remedio constitucional en sus tendencias sicótica o
sifilítica.
En esos casos podemos hablar del medicamento simillimum
del paciente, es decir el mas similar que logra equilibrar su energía
vital.
Destaco en esta situación tratarse del medicamento simillimum
del paciente, y no solo de un cuadro puntual, ya que el mismo remedio
logra cubrir terapéuticamente distintos circunstancias patológicas que
ese paciente puede padecer, aún en diferentes fases miasmáticas.
En otros pacientes es necesario recorrer diversos remedios en el camino hacia la curación.
Desandar los patrones reactivos distorsionados hasta rencontrarse con
las raíces psóricas, a pesar de que parezca en cierta medida una
regresión, es una señal de buena evolución.
Desde allí, el proceso curativo apuesta entonces a construir una condición de crecimiento mas equilibrada y genuina.
La concepción miasmática viene de la mano del descubrimiento de la Ley
de curación y de la supresión, formando todo parte de una misma
comprensión.
Al inicio del descubrimiento del método homeopático,
Hahnemann prescribía por algunos síntomas relativamente aislados,
obteniendo éxito en muchas ocasiones. No obstante, observaba que
especialmente en pacientes crónicos no obtenía los mismos resultados.
Luego de años de reflexionar en su método, encontró que al incorporar
en su análisis los síntomas mas característicos, pero de la totalidad
del individuo en su conjunto, mental y física, los pacientes comenzaban a
mejorar de sus dolencias crónicas, poniendo en marcha la ley de
curación o Ley de Hering , comentada anteriormente.
Observó entonces
un movimiento de síntomas, como el desplazamiento hacia la superficie o
la reaparición transitoria de síntomas antiguos, lo que ponía en
evidencia que dichas expresiones del desequilibrio vital no habían sido
curadas, sino solo localmente suprimidas.
Al final de este proceso,
la mayoría presentaba una erupción en la piel que asemejaba a las
primeras manifestaciones sufridas en la niñez, que habían sido de alguna
manera suprimidas localmente.
Finalmente la erupción desaparecía dejando libre al paciente de síntomas.
Esta evolución denominada ley de curación o de Hering, como dijimos,
pone de manifiesto que el desequilibrio de la energía vital presenta
infinidad de expresiones clínicas pero todas responden al mismo origen o
miasma, cuyo síntoma inicial y mas superficial aparece en la piel, de
allí toma el nombre de psora en referencia a un primitivo prurito o
mancha.
Esta visión miasmática nos permite abarcativamente comprender fenómenos actuales
como la explosión de la violencia o la polarización del poder, donde
claramente se expresa la hipertrofia y la destrucción miasmática
presente como profundización del desequilibrio de la energía vital en el
conjunto de los seres humanos como sociedad.
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